Ficha The Excitement of the Do-Re-Mi-Fa Girl


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Críticas de The Excitement of the Do-Re-Mi-Fa Girl (1)


Mad Warrior

  • 29 Feb 2024

3



No existen las palabras absolutas, sin embargo la música posee notas absolutas que perduran. La música es lo único que perdura como puro, sobreviviendo a cosas tan efímeras como las promesas, los romances, las revoluciones, las aventuras, una sonrisa...
¿Y qué significa la misteriosa sonrisa de Akiko?

Ella es en realidad Yoriko Doguchi, en su primer papel frente a una cámara. La ahora famosa cantante y actriz de cine y televisión tenía entonces 19 años y sólo había participado en obras de teatro o servido como modelo para la revista Goro; cuando llega a la audición de un extraño proyecto para Nikkatsu se siente tan nerviosa que no sonríe a nadie. Quien está frente a ella es un Kiyoshi Kurosawa que ya ha debutado con una inclasificable película llamada “Kandagawa Wars“ para la Director“s Company, quienes ofrecen trabajo a jóvenes con toda la libertad creativa que deseen...
¿Es entonces Yoriko o Akiko la que reflexiona en ese inquietante intermedio sobre absolutamente todo lo que una chica de su edad puede reflexionar? Los misterios de la dirección emocional y espiritual que debe tomar la joven generación del momento, atascada entre la salida de una crisis socioeconómica y a punto de introducirse en una época de prosperidad sin igual, en vísperas de la “burbuja“ de la nación japonesa. En este ambiente los jóvenes se rebelan, miran a las corrientes revolucionarias, vanguardistas, experimentales, liberales.

Kurosawa, tal vez creyéndose Nobuhiko Obayashi o Shinji Somai, quiere expresar ese sentimiento. El problema es que sus coetáneos trabajan con grandes productoras, mientras él depende de las órdenes de Nikkatsu, donde le instan a realizar una “pinku-eiga“ divertida, colorida y atrevida para su serie “roman porno“; esas podían ser las intenciones al principio pero no tardarían en irse al traste al empezar la filmación, donde se deja llevar por una libertad sin restricciones, confundiendo a todos los implicados. En “Kandagawa Wars“, por muy delirante que fuese, había una premisa y una serie de actos y consecuencias alrededor de ella.
Lo que prima en “ “Do-re-mi-fa“ Musume no Chi wa Sawagu“ es la desconexión general, el querer operar en múltiples géneros sobre la misma concepción artística. Puede parecer que alguna historia dramática, o romántica, surgirá tras la llegada de la enigmática estudiante pueblerina Akiko a una universidad dominada por el afán de rebeldía generalizada, ya que va en busca de un chico al que conoce y se ha convertido en un popular cantante (Minoru)...pero todo esto no es más que la trampa de un guión inexistente que avanza sin seguir algo parecido a una estructura.

Es como si la chica hubiera atravesado otra dimensión. En ella los estudiantes tienen relaciones sexuales, luchan por expresarse, de vez en cuando cantan y bailan o se cuestionan sobre su condición (el chico en la azotea que maneja un equipo de radio y al que un maestro le pregunta “¿Eres el aliado o el enemigo?“), ese profesor de psicología Hirayama (el veterano Juzo Itami, ídolo de Kurosawa, tan inesperado como siempre) que teoriza sobre la posibilidad de desterrar para siempre el concepto de vergüenza en las nuevas generaciones, a raíz de lo cual surgen bizarros experimentos sobre los impulsos sexuales y mutaciones físicas que éstos puedan causar...
El director, cuya manía de cortar de forma abrupta una escena en su clímax resulta insoportable, observa la silente evolución de Akiko en este entorno intelectual y erotizado dejando que el surrealismo domine en todas las situaciones, con una puesta en escena que rinde tributo a sus queridos Godard y Suzuki (de un marcado tono izquierdista: las banderas y puertas rojas son un símbolo recurrente) y donde todo es arriesgado, fresco, innovador, su particular versión de la entonces recientemente estrenada “Typhoon Club“. El personaje de Doguchi se encuentra como ella estaba en el rodaje: absorta, obedeciendo las leyes de un mundo absurdo que no asimilaba bien.

Un mundo donde a la música se le concede un poder especial y que finaliza con una nota de puro nihilismo revolucionario. ¿Una canción de cuna empuñando un arma? Un absurdo que, como era de suponer, los productores de Nikkatsu no entendieron y acabaron por rechazar.
Esto provocó que Kurosawa convenciera a Director“s Company para negociar un acuerdo: comprar los derechos de la película y filmar algunas escenas adicionales, estrenándose de forma independiente poco después y afianzando aquél su reputación de cineasta insurrecto y dedicado a nadar a contracorriente. Ya lo podría haber hecho de manera que todos lo comprendiéramos...pero ese no era su estilo.



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